No podía mirarlo a la cara al decírselo, así que
mantuve mi expresión neutra mientras observaba por la ventana. No había nada
que ver, ni siquiera llovía. Solo el cielo, demasiado azul e idílico para mi
gusto, sin una maldita nube que aflojara el nudo de mi pecho.
-
¿Qué ha pasado? – pregunté, manteniendo la voz
serena.
Jake se había sentado a mi lado, sin tocar mi
cuerpo con ninguna parte del suyo, por puro hábito. También mantenía la vista
lejos, pero sabía que él no estaba contemplando el cielo a través de la
ventana, sino sus ojos en sus recuerdos.
-
Ha cogido su maleta azul y se ha ido entre
gritos. ¿Sabes qué? – explotó. - ¡Que se largue! No puedo con ella, Julie. Está
loca, como una cabra. Siempre está gritándome y ni siquiera ella sabe el
porqué; imagínate yo.
-
Siempre ha sido así y siempre la has querido por
ello. ¿Qué ha cambiado? – me alejé un centímetro imperceptible de él,
intentando protegerme, aunque sabía que pagaría las consecuencias de cada una
de mis palabras igual.
-
¡Ya estoy harto! Maldita sea. Nunca friega los
platos, se lleva mal con el gato y siempre tengo que ser yo el que prepare el
café. Es demasiado… complicada para mí. En serio.
Respiré hondo. Muy, muy hondo, hasta que sentí que
no cabía ni un centímetro cúbico más de aire en mis pulmones. Solo entonces,
solté el dióxido de carbono de mi cuerpo, en un intento vano por acallar la
maldita voz de mi cabeza que me impelía a ser mala y egoísta. Pero, como me
pasaba cada vez que Jake venía a mi casa, quejándose de Maika, conseguí
silenciar los gritos desesperados de mi corazón y me mantuve calmada, aunque
todas mis células gimieron el desconsuelo al unísono.
-
Jake, ambos sabemos que no es cierto. Que la
sigues queriendo, que la necesitas para ser feliz. Y nunca será demasiado
complicada, jamás te importará preparar el café tú, porque es un precio pequeño
comparado con los otros momentos, los que te hacen tan feliz que resplandeces. –
Solo por un momento, lo miré. Sabía que tenía que hacerlo para dar fuerza a mis
palabras, pero también estaba segura de que no aguantaría ver su rostro más de
un instante. – Y los dos sabemos que no tengo porqué decirte esto, porque tú lo
sabes muy bien.
Él suspiró, me miró de reojo y sonrió. Tuve que
clavar las uñas en el sofá para que no se desbordaran las lágrimas, mientras
sentía cómo se me fragmentaba el corazón. Aquel sencillo gesto suyo siempre me
provocaba la misma reacción. Por la simple razón de que sabía que yo nunca era
la causa de que lo llevara a cabo.
-
Tienes razón, Julie. Siempre la tienes. – Se levantó
del sofá, recogió su chaqueta y se encaminó a la puerta. – Voy a buscarla.
Asentí con la cabeza, aunque él ya no me estaba
mirando. Ni siquiera me dijo adiós antes de cerrar la puerta a su espalda, tan
desesperado estaba por volver a tenerla entre sus brazos.
Solo cuando oí a la puerta chocar contra el marco,
permití que la primera lágrima cayera por mi mejilla. Y, a esa, la siguieron
muchas otras, por más que intenté contenerlas dentro. Me derrumbé sobre el
sofá, incapaz de seguir manteniendo cautivo mi dolor.
Tal y como había supuesto, había acabado
fragmentada y hecha pedazos, con las costillas oprimiéndome los pulmones y esas
malditas ganas de saltar por la ventana. Seguía amando a Jake, igual que cada
día de mi vida. Y él seguía amando a otra.
Dolía, joder, cómo dolía. Y, mientras lloraba,
deseaba haberle hecho caso a la voz que me repetía una y otra vez que le dijera
que me amara a mí en vez de a ella, que yo le prepararía el café, las tostadas
y el bacon cada mañana. Que adoraba a su gato; que eso no era ni la mitad de lo que mi corazón sentía por él.
Pero, cuando la razón me asaltaba, me daba cuenta
de que había hecho lo correcto. Porque, a veces, amar a alguien no significa
estar con él. Porque amarlo es preferir su felicidad a la tuya, aunque sepas
que eso te cause la mayor de las penurias, como me repetía incesantemente mi
corazón destrozado.
Dance with my father. Solo necesitaba escribir.
La única queja que tengo es la brevedad del texto. Pero fue demasiado graciosa,quizás solo para mí,lo de "se lleva mal con el gato".
ResponderEliminarPuede que parezca estúpido, pero no la entendí muy bien,en el sentido de...de...bueno, que me pierdo a veces con los personajes...no me queda claro si el narrador es Julie (porque a veces tengo la sensación que es Julie pero en otras no) o el otro, o quizás no es ninguno de los dos, y Maika me descolocó también, por más que leo no ...no puedo encajar las cosas,como si me faltara una pieza (aunque quizás la pieza que falta sea de mi cerebro). Sí, sé que en muchas ocasiones puedo ser bastante cortita de mente, así que llámame torpe o lo que sea, me lo merezco.
La verdad que puede que no tenga mucha coherencia, porque cuando lo escribí solo necesitaba sacar eso de mi mente, porque me estaba matando. Julie es la narradora. Está completamente enamorada de Jake, su amigo, que siempre le cuenta sus preocupaciones. Y Jake está totalmente enamorada de Maika (y ella de él también, aunque discutan a menudo).
ResponderEliminarAsí que, por la felicidad de su la persona que ama, Julie prefiere cerrar la boca y no decirle a Jake que lo ama con locura, que estaría dispuesta a cualquier cosa por sentir el contacto de su piel. Lo quiere tanto, tantísimo, que prefiere que él sea feliz con otra a que sea infeliz con ella. Pero, claro, eso es lo que piensa Julie.
xD Dios mío, que raro se me hace contar esto.
Yo lo pillé...
ResponderEliminarY ahora que leo tu explicación, vamos...
Ais mi desislaba y su gato.