26 mayo, 2012

Voy a necesitar la suerte de mil galaxias a la redonda. (V)


Lightning me encontró en lo que denominábamos “el cascarón”. Había una pequeña zona, en la parte superior de la nave, por fuera de las paredes que nos protegían de la variable gravedad y de los peligros interestelares, que nos permitía escapar del encierro constante del Collapse hasta cierto punto. No nos liberábamos por completo, pero, al menos, dejábamos de estar encerrados por cuatro muros de metal casi infranqueable y podíamos observar algo sobre nuestras cabezas que no fuera el mismo techo de color cobre.
Salir era peligroso. Sí, es cierto que nos poníamos siempre el equipo de gravedad estabilizada y nos sujetábamos con la cinta (la fabricada de cristaleno, la que no podría romper ni una sierra eléctrica) a la cubierta para no escapar volando de repente, pero siempre quedaba la posibilidad de que un meteorito extraviado se chocara contra el casco de nuestra nave. Desde dentro, apenas se sentiría como una vibración, un leve temblor. Allí fuera, sin recubrimientos de metal que me protegieran, me aplastaría por completo.
Pero no podía continuar encerrado en la nave. Tras ver… aquello (Thunder besando a Salamandra con pasión, las piernas de ella en su cintura, las manos de él en su espalda… Imágenes que se repetían en bucle en mi cerebro) no podía permanecer quieto. Tenía que salir, que respirar aire libre, aun con la bombona de oxígeno suministrando el preciado gas que no se encontraba cerca, sino que estaba a años luz de donde estábamos.
No sé cuanto tiempo tardó mi compañero de habitación en encontrarme, pero no creo que fuera ni una hora. Yo estaba tumbado en el suelo del exterior de la nave, siguiendo un cometa con la mirada, aunque no tardaría mucho más en desaparecer de mi vista rumbo a otras galaxias. Mis ojos seguían esa silueta, pero mi mente seguía rememorando lo que había visto y, cada vez que lo hacía, se me fragmentaba un poco más el corazón. Sentía un vacío en el estómago, como si todas las mariposas de los últimos días se hubieran largado volando al chocarse contra la cruda realidad. Sentía las extremidades flojas, como si mis nervios y mi cerebro se hubieran tomado un descanso en su relación.
Lightning se sentó a mi lado, con la espalda apoyada en la pared. También tenía su traje de exterior: un casco que cubría la cabeza y al que estaba conectado el oxígeno y una fino mono negro, ceñido al cuerpo, que contrarrestaba la gravedad. Los pesados y enormes trajes de los astronautas del siglo XXI habían quedado atrás mucho antes de que yo naciera.
Permaneció en silencio un buen rato después de llegar, simplemente observando el Universo girando imperceptiblemente a nuestro alrededor, igual que yo. O quizá, también como yo, tuviera la mente perdida en otras ideas, aunque dudaban que fueran tan dañinas como las que me cruzaban el cerebro a mí (una y otra vez).
-          No sé si podrás entenderlo  - soltó de pronto.
-          Lo entiendo perfectamente, Lightning.  No tengo tres años. – Cerré los párpados. No necesitaba aquella conversación. No quería consuelo, ni apoyo. Y mucho menos del hermano menor de la persona a la que más odiaba en aquellos momentos de todos los sistemas solares existentes.
Volvía a quedarse callado un par de minutos, supongo que dándome tiempo para que me calmara, antes de continuar.
-          Nosotros… llevamos aquí tres años. Y… solo nos relacionamos los unos con los otros, ¿sabes? Esas cosas pasan, como yo con Sparks o Romeo y Julieta. Bueno – se encogió de hombros – Romeo y Julieta ya vinieron así de fábrica, pero sabes a lo que me refiero.
Inspiró profundamente. Por un segundo creí que me iba a tocar y me encogí, pero él no se movió ni ápice.
-          He venido a decirte algo, Sky. Algo concreto. Sé que ahora mismo solo tendrás ganas de echarme de una patada a cualquiera de esos planetas, estrellas o lo que sea y olvidarte de que existo, así que seré rápido. – Hizo una pausa, pensando qué decir con exactitud. – No es amor. – Dijo sin más. – Entre mi hermano y Salamandra no hay amor, es solo la satisfacción de una necesidad. Vivimos en esta maldita nave y no podemos relacionarnos con el exterior, porque tenemos una espada pendiendo encima de nuestras cabezas. Si confiamos en alguien incorrecto, morimos. Nosotros y el resto. No podemos poner la vida de los demás en peligro de ese modo, así que vivimos aquí, recluidos. Solo nos tenemos mutuamente y… acaba pasando. Lo suyo – no especificó a qué se refería, ambos lo sabíamos – surgió antes de que tú llegaras. Simplemente, porque solo Thunder (y Sparks) eran capaces de tratar con Salamandra. Entonces, mi hermano y ella pasaban mucho tiempo juntos… y… pasó sin más.
>> Pero no hay nada más entre ellos que… la relación física – carraspeó, tan incómodo como yo, pero no se detuvo.  – Thunder no la ama, o al menos eso me ha dicho. Pero no importa lo que sienta mi hermano, en realidad. La cuestión es que… Salamandra está bastante muerta por dentro.
De pronto, se detuvo. Lo miré, buscando la razón de su repentino silencio. Estaba pensando en algo, concentrado. Finalmente, negó con la cabeza. Me miró, esperando que dijera algo, pero yo no sabía que responder ante todo aquello. Mi cerebro no estaba listo para procesar la información aún, la estaba almacenando para luego ser capaz de entenderla poco a poco cuando volviera a funcionar.
-          Bueno, quizá el término no está bien. Muerta no es la palabra. Quizá… desactivada. Es como si sus sentimientos tuvieran un botón de apagado que alguien, probablemente ella misma, hubiera pulsado para dejar de ser… humana. Débil. Vulnerable. – Suspiró. – Ha sufrido mucho, así que es comprensible esa especie de escudo. Pero lo que te quiero decir es que Salamandra, tal y como está ahora por dentro, no es capaz de amar. Ni a mi hermano, ni a nadie.  – Volvió a detenerse y esbocé una sonrisa casi inexistente, esperando el golpe final, con el que me remataría. -  Tampoco a ti, Sky.
Asentí con la cabeza y, de repente, sentí ganas de reír. Ya eran dos las personas que me venían con el  mismo cuento en los últimos días.
-          Ella me lo advirtió. Me dijo que no me enamorara de ella. – Le conté a Lightning en un susurro confidencial. – Pero ya era demasiado tarde.
-          Lo suponía – asintió con la cabeza. Flexionó las rodillas y se las rodeó con los brazos. – No la culpes. Está demasiado rota para poder ser normal, para permitirse sentir o querer ser feliz, no si su felicidad se basa en la confianza en los demás.
-          Me gustaría poder demostrarle que no siempre es igual, que no todas las personas quieren hacerle daño. Enseñarle que yo la querría de verdad. – Las palabras se me escaparon, atropellándose unas contra otras para salir de mis labios lo más rápido posible. Supongo que mi cerebro no funcionaba del modo correcto, seguía demasiado confuso e irrazonable.
-          A mí también me gustaría, pero ella nos deja a todos fuera de su escudo de impasibilidad y es imposible alcanzarla de verdad. Solo podemos arañar la superficie de quién es.  – Soltó una carcajada corta y carente de humor.  – Ni siquiera sé su verdadero nombre y la conozco desde hace muchos años.
Después de eso, los dos volvimos a perdernos en nuestros pensamientos. No sé en qué estaría pensando Lightning mientras nos dirigíamos a ninguna parte, sobre la cubierta de la nave y desafiando a la gravedad, pero yo no podía quitarme a Salamandra de la cabeza, aunque eso tampoco era una novedad. Sorprendentemente, las palabras de mi compañero me habían tranquilizado, porque ahora sí entendía que tenía razón, que Thunder y ella no compartían sentimientos realmente.
-          ¿Sabes qué? – solté sin más, una vez alcancé mi conclusión particular. – Voy a intentar curarla. Conseguiré, de algún modo, penetrar en sus escudos, tiraré abajo sus defensas y la obligaré a darse cuenta de que la queremos, de que vamos a cuidar de ella. Y de que podríamos ser felices juntos.
Como respuesta, Lightning se rió. Luego, me colocó una mano en el hombro.
-          Suerte, Sky. – Dijo, mientras se levantaba para regresar dentro de la nave.
Desapareció a través de la puerta en apenas un par de segundos, antes de que le pudiera contestar. Sonreí.
La voy a necesitar, Lightning. De verdad que sí.

Esta entrada no engaña a nadie. Es un poco (bastante) insípida, pero era lo que tenía en mente hacer y aquí esta. A esta historia, a Salamandra y Sky, no le queda demasiado, aunque quizá me equivoque y resulte que sí. No puedo asegurar nada.
De nuevo, repito que mi blog posiblemente esté comatoso en los próximos días, aunque me planteo escribir un par de continuaciones de Daerys y Matt, pero no es seguro. Solo es algo que estoy moldeando en mi mente y, si se convierte en algo bien formado, lo subiré. 
p.D. Siempre cumplo mis promesas, eh.
Bulletproof heart. ADORO el título de la canción (traducción: corazón a prueba de balas), y creo que no podría quedar mejor en esta entrada. Ay, Salamandra, a ver si Sky acabará consiguiendo darte una descarga de 200 vatios y reactivará tu corazón aletargado.

3 comentarios:

  1. Me gusta *,...,* todo
    La canción me encanta *-* es la mejor canción que has puesto en el blog (no sé si más incluso que la de don't say lazy del ending de K-on). Esta sí es una canción.
    ¡La historia no es insípida!Y ya sería genial que continuaras con Matt y Daerys aunque no sea algo bueno =w= .
    En este fragmento Sky ya no me parece tan...idiota...y me recordó (cuando dijo "voy a intentar curarla")a Kobato,ya verás por qué, y mi odio a Thunder disminuye porque al parecer no ama a Salamandra,ahora todo tiene,quizás más sentido. Me has dado oxígeno con esto,porque realmente con la anterior (la de Thunder y ella besándose)buff, me esperaba el peor final posible. Ahora ya todo se pone más interesante >w<
    Con esto has dado a entender que Sky no se va del Collapse (por lo de que son mercenarios y eso)?
    Espero que algún día cuentes los verdaderos nombres de todos, tengo curiosidad, pero lo que si espero es que cuentes todos los secretos del collapse.
    Hoy me has demostrado que eres una chica legal. Gracias ♥

    ResponderEliminar
  2. Jajajajajajajajajajaja ¡Claro que soy una chica legal!
    La verdad es que respecto a los nombres, no los tengo pensados. La mayoría de la tripulación no tiene problema con revelar su nombre verdadero, solo unos pocos (como Salamandra) lo odian, porque les recuerdo a su triste pasado.
    Vaya, vaya. A la señorita le gusta My chemical romance, ¿eh? :3

    ResponderEliminar
  3. A ver, que haces que no esta la 3º parte? Por que sales a la calle? POR QUE NO ESCRIBES MAS? A mi no me dejas asi eh, y la historia sera larga, nada de corta. ohhhhhhhhhhhhhhhhhhh eso si, no larga larga, que sabemso que pasa.

    ResponderEliminar